Reposa la imagen de un latido sobre el recuerdo de tus manos,
Se balancea tintineante la melodía de tu voz sobre mi piel.
Recuerdos se arremolinan en alguna taza que aún suspira por tus labios.
La casa sigue oliendo a ti. La cama sigue guardando tu silueta. Y la lluvia parece suspirar por ti.
La tarde se asoma perezosa sobre el borde de lo que un día fuera nuestro hogar, sobre aquel horizonte que soñamos surcar y atravesar.
Te recuerdo porque olvidarte es olvidarme de mi. Olvidarte sería olvidarme de la vida. De quién soy. De quién un día fui.
Bravo. No olvidar, ni renunciar a nuevas experiencias. Todas valen, nos llenan y nos hacen… Aunque duelan.
Empiezo a seguirte
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