Primavera de mi vida

Qué día más bonito es mirarte.
Que música más placentera es escucharte reír.
Que delirio tan embriagador es recostarme entre tus brazos y pausar el mundo, el ruido, detener el miedo, avergonzar a la eternidad con un instante de plena paz.

Qué alegría es saber que estás. Siempre.
Qué superpoder es tomarte la mano y sentirme liviana e invencible a la vez.
Qué inexplicable poesía es besarte con el corazón abierto y a ojos cerrados.
Qué inmensidad es saberme feliz, contigo, saberte pleno, en mí.

Qué insospechada maravilla es alargar los segundos cuando me miras, me abrazas y ahuyentas a todos mis fantasmas con esa luz tan sincera que tiene tu sonrisa.

Qué insignificante el pasado que antes me hirió si tú me encierras en un abrazo, si tú te acunas en mi pecho, si tú te escondes en mis brazos sintiéndolos tu hogar.

Qué inmensa me siento cada vez que ríes mirándome a los ojos, sacudiendo mis sueños, alterando mi respiración, desubicando mis cimientos y convirtiendo todo el suelo en cielo, todo el dolor en magia, toda la tristeza en canción, todo mi desastre en arte.

Qué poesía vida es tenerte entre mis días, como esa primavera que se abre paso entre el asfalto de un corazón quebrado, como esa margarita que por fin, alcanzó el sí con el que tanto soñaba.